Josep "Papa" Cunill
Pestanyes primàries
Josep Cunill (Barcelona 1930), pianista, historia viva de nuestra música es y ha sido un hombre imprescindible en el desarrollo de la música latina y la rumba catalana en nuestro país. Su vida daría para hacer el guión de una película.
Tuve la suerte de mantener una agradable conversación con él en la que terminó animado tocando el piano y yo haciendo de espectador de lujo. Yo conocía algunos rasgos de su dilatada y espectacular carrera por boca de otros compañeros. Sabía que había sido una persona clave en el desarrollo y la modernización de la rumba catalana, o que fue uno de los primeros pianistas de Barcelona que "Tumbaba" mucho antes que en la década de los setenta se pusiera de moda la Fania y músicos de dos generaciones posteriores como Víctor Ammann y otros, se vieran atraídos por el "tumbao" y los ritmos latinos que introducirían en formaciones como Mirasol Colores o Orquestra Plateria durante la fiebre latina de mediados de los años setenta del siglo XX.
Cunill asegura que a pesar de tener una formación clásica y mantener una relación con el jazz lo que realmente siempre llevó dentro fue la música cubana y caribeña, que luego pasaría a ser el eje central de su carrera.
Resumir la carrera de "Papa" Cunill resulta una gran temeridad ante la importancia de la misma. No obstante me parece acertado citar cuatro datos concretos para que nos hagamos una idea de su alcance. Como profesional comenzó en 1948 y cuando aún no tenía la edad ni el carnet de músico con los Crazy Boys. Posteriormente, llegaría un hecho clave cuando el cantante Lorenzo González que a mediados de los años cincuenta gozaba de un éxito abrumador en toda España se quedó sin Aldemaro Romero. Entonces entró en la formación como director musical y pianista teniendo la suerte de coincidir con dos músicos cubanos que fueron importantísimos para su formación: Chappotin (contrabajo) y Carlos Forcade (percusión). Con Lorenzo González entraría en el estudio para grabar éxitos como "Nunca" o "Ojitos traidores". Posteriormente, cuando tuvo la oportunidad, de la mano de Lluís Rovira, marchó a Sudamérica donde estuvo de gira ininterrumpida durante cerca de cinco años. Primero con Suspiros de España y después con Casino de Sevilla. Toda esta etapa fue la que consolidó el Cunill latino. A la vuelta a Barcelona destaca su incorporación al Latin Combo (etapa 1962-1964) junto a Manolo Bolao, Jordi Coll, Jaume Villagrasa y Ricard Roda. Yendo al grano y pidiendo disculpas a todos los demás proyectos y formaciones que no enumero y que forman parte de esta etapa me gustaría entrar de lleno en el punto clave que ha hecho de José Cunill una leyenda respetada y admirada en la rumba catalana. Después de que Peret lo viera tocar y se enamorara de su estilo le propuso incorporarse a su grupo. Así pues, Cunill se convirtió en el primero en poner el piano en la rumba catalana o "rumbeta" como se le ha llamado. Esto provocó una mayor plasticidad y calor al género. Al respecto de lo que había aportado Josep Cunill a la rumba catalana me comentaba: "Mi aportación básicamente es el calor de la música cubana, y por otro lado el hecho de poner el bajo eléctrico, o la “berra”, que entonces no se hacía . Pero no un bajo eléctrico o un contrabajo convencional, sino que el bajo siempre iba un poco colgado, nunca cuadrado. Esto es ciertamente difícil pero da un aire muy bonito y efectista que provoca un gran resultado. El bajo es imprescindible, tanto es así que sin él parece que falte algo, y siempre colgado. Hoy en día el efecto del bajo colgado no se ve tanto, casi todos tocan cuadrados. Esto hace que la rumba pierda magia. "
Cuando Josep Cunill se encontraba inmerso en galas con Peret este decidió retirarse para dedicarse a la iglesia y Cunill se quedó sin trabajo y pasó una etapa difícil.
Otro renovador de la rumba catalana que contó con Cunill para desarrollar una nueva manera de hacer rumba con componente eléctrico fue Gato Pérez, para el que ejerció de pianista y director musical en su debut en este género con el álbum Carabruta (1978). Posteriormente compartiria la dirección musical y los arreglos de Gato Pérez junto al mítico Josep Lluís Soler “Beethoven”.
Un álbum curioso (actualmente reeditado por wah-wah records) y el único que firmó como solista es el imprescindible Rabbit Rumba (1972) que grabó para la discográfica Joint-Sapporo y en el que versiona los éxitos de la rumba catalana de Peret y Los Amaya entre otros, tocando el piano acústico y el órgano hammond con un resultado impactante, curioso, moderno y bailable que lo hace una obra de culto.
No quiero dejarme que Cunill fue uno de los responsables del Moncho cantante de boleros, ya que el álbum de debut en el bolero de Moncho (1969) que contiene canciones como “Encadenados” fue parido con el maestro Cunill. Me olvido de su trabajo en Fruta Bomba con el maestro Bardagí entre otros, la Voss del Trópico, y una larga e interminable lista que desarrollaré en otro momento.
Lorenzo González