El nét del vigilant
Pestanyes primàries
Todo empezó por casualidad, como suelen comenzar los proyectos en los que acabas disfrutando. Estos proyectos son los que te hacen sentir más gratificado a nivel personal, crecer como persona y te ayudan a reafirmarte en que lo que estás haciendo vale la pena, o al menos así lo sientes y te hace sentir bien.
Es curioso, pero el nombre de Manel Joseph me apareció antes que el de la Orquesta Platería. De verdad, es así. De entrada he de reconocer que hasta que no entré más a fondo en el fenómeno de la música surgida del Zeleste, tenía una idea diferente de la Orquesta Platería, el típico prejuicio de un adolescente que busca la esencia de lo que no existe y que cree que la palabra orquesta es más bien una historia de bailes de salón, de fiesta mayor y de la tercera edad. En parte, sí que lo es, pero va mucho más allá y tiene un valor más importante del que le daba yo. A parte, cuando entré más a fondo en el estudio de la Orquesta Platería me daría cuenta que precisamente era una orquesta "atípica", importante en el redescubrimiento de la calle en Barcelona, y por extensión en toda Cataluña y España.
La Platería ha acabado siendo una de las orquestas más importantes para la historia del país y que merece un reconocimiento especial porque es un producto muy nuestro muy catalán: Abierta a todo lo que pasa fuera y adaptando este lenguaje al propio, nunca queriendo imitar, aderezandolo con toques mediterráneos, cantando en catalán y en castellano con la misma normalidad que nos encontramos estas lenguas a pie de calle, recogiendo el testigo y respeto hacia sus atencessors como Bonet de San Pedro, el maestro Solà, el maestro Demon... Dotando la puesta en escena de ese toque característico que tenía el cuplé y la escena teatral catalana y con una formación un tanto atípica, caótica y desaliñada con toques surrealistas robados a Francesc Pujols o al mismo Salvador Dalí.
Volviendo al hilo, el nombre de Manel Joseph lo encontré por primera vez en el disco Carabruta de Gato Pérez. Era coautor con Gato de tres de las canciones, por cierto, la única persona que ha coescrito canciones con el Gato Pérez. También tocaba la percusión, hacía voces y por lo que escuchaba, había repartido bastante alegría. Posteriormente lo encontraría en los créditos de un disco de Barcelona Traction, donde tocaba los crotales en un tema, luego en Desdesig de Toti Soler, en Qualsevol nit pot sortir el sol y Galeta Galàctica de Jaume Sisa, en Mirasol Colores, en la Rondalla de la Costa, en Uc, en Núvols de setembre colaborando con un antiguo miembro de Els Setze Jutges, Enric Barbat. Incluso lo encontré en Cançons de festa de Maria del Mar Bonet, o al lado de Elisa Serna o Joaquín Carbonell, entre otros. Después también lo encontraría en la foto del interior del disco de Máquina! en directo llevando el control de la mesa de grabación, involucrado en el mítico Rock on the rocks con Carles Benavent y el resto de los entonces Máquina!, con Ia & Batiste ...
Era evidente que tenía que ser un personaje importante y que tenía que saber muchos detalles de toda aquella efervescencia musical, tanto como testigo como participante. Posteriormente descubrí que era uno de los miembros del grupo Dos + Un, un grupo que cabalgaba entre la Nova Cançó y el Grup de Folk. Y curiosamente, el grupo de su vida, la Orquesta Platería, lo descubriría al final de todo. Además, cuando empecé a entrevistar músicos y artistas, siempre salía el nombre de Manel Joseph hubieran trabajado con él o no, muchos me decían: "Tienes que hablar con Manel."
Lo primero que hice fue hablar con un amigo de confianza, Emili Baleriola y le comenté que quería hablar con Manel. Su respuesta fue tranquilizadora y me abrió las puertas: "No tienes que sufrir por nada, es un gran tío y disfrutarás hablando con él, tiene mucha memoria. Te he dicho alguna vez que cuando vamos de "bolo" con la Orquesta nunca lleva la "chuleta" con las letras. Las tiene todas en la cabeza, es increíble. Te paso su teléfono y si tienes que estar más tranquilo ya le puedes decir que te lo he pasado yo, o incluso si quieres le llamo yo antes diciéndole que le llamarás para hablar con él."
Dicho y hecho, un día me encuentro en El Masnou, en su casa, hablando con un artista cercano, con los pies en el suelo, amable, sincero y una persona generosa con una gran memoria. Posteriormente nos iríamos encontrando en diferentes actos o le llamaría con asiduidad para consultar ciertos puntos concretos de la historia que me tenían confundido o atascado.
La primera vez que leí un texto suyo fue cuando me pasó el escrito que iba en el interior de la carpeta de la reedición de Dos + Un. Aquel texto tenía una gracia especial, ritmo, no era nada académico y era muy original. Le pedí si tenía algún escrito más, que aquel me había gustado, y me pasó el texto que hizo para el libro de Nazario. Otra vez me encontraba con un texto "diferente" por decirlo de alguna manera, con gancho, que te atrapaba, muy cercano y con una falta de ortodoxia y de oficio que hacían el efecto contrario al que podía parecer, lo elevaban.
Manel había vivido una vida interesante, sobre una etapa poco tratada en primera persona y escribía con ese toque tan especial. Era evidente que había que hacer algo. Así que gracias a la complicidad del amigo y editor Joan Ramon Riera encontré la pieza que faltaba para hacer el libro de Manel. Manel, se puso a trabajar con ganas y no paraba de enviar escritos. Como había tantas cosas a comentar y a explicar tuvimos que hacer un guión, agrupar historias. A veces tenía mucha paciencia cuando yo le decía que estaba de coña pero que se había dejado de explicar esto, o que lo otro faltaba. Trabajaba y volvía a darle vueltas hasta que conseguía el resultado de un testigo que estoy seguro de que se convertirá en un clásico de la historia de la música de los años setenta, pero también la de un hombre único, original, diferente y que ha llevado su manera de vivir y de pensar de una forma muy coherente. Una persona y un artista del extrarradio que siempre se ha mantenido en un segundo plano, observando, dejando las escaladas para los demás, respetando a los amigos. Esto es lo que pienso que hace que lo vea contento y satisfecho de la vida que ha llevado y que lleva, a pesar de las amarguras propias del día a día.
Cabe decir, que lo que más me ha sorprendido es lo que menos esperaba, la niñez en el barrio de Gracia, la narración minuciosa al detalle de todas aquellas personas y situaciones de ese barrio ya desaparecido.
El título, obra del propio autor es El nét del vigilant (El nieto del vigilante), en recuerdo a su abuelo, el vigilante que se paseaba por el barrio de Gracia con las llaves de las casas. La fotografía, donde se puede ver un Manel relajado, con una mirada y una sonrisa de satisfacción es obra de su mujer, Irene Castellón. Creo que estos detalles también dicen mucho de lo que nos podemos encontrar en el interior del libro. Lejos de buscar títulos más comerciales y cercanos que puedan ayudar a identificar el libro, apuesta por el recuerdo del abuelo, y ante la necesidad de que saliera su cara en la portada y las múltiples opciones que teníamos en el escenario, con este personaje, con el otro... va y nos dice que la que le hacía más gracia era la foto que le hizo su mujer.
El nieto del vigilante...