Recreacions tímbriques de Mompou a Bartók
Frederic Mompou se definía a sí mismo como un hombre de pocas palabras y un músico de pocas notas. En 1952, en su discurso de ingreso en la Real Academia Catalana de Bellas Artes de Sant Jordi, expresaba que su música no tenía ni aire ni luz, que era un débil latido del corazón, que no le pedía ir más allá de unos milímetros en el espacio, pero en cambio tenía la misión de penetrar en la profundidad del alma y las regiones más secretas del espíritu.