Lainopia de Oriol Tramvia
Primary tabs
En las notas del disco que acaba de publicar Oriol Tramvia, Agustí Pons comenta que voces autorizadas decían que Oriol Tramvia vivía en la inopia. El diccionario nos define inopia como pobreza y penuria, y la penuria como la falta o escasez de lo necesario. Pons lo expresa en pasado porque en este presente algo ha cambiado. El título del disco juega con este Tramvia del pasado y lo transforma en un Tramvia del presente. Aquella inopia se transforma, pierde el acento y el artículo se le junta. La inopia pasa a ser Lainopia (autoeditado, 2019)
De aquellas raíces en la inopia que recordaba Pons, Tramvia conserva algunos recuerdos y evidentemente la esencia. De aquel Tramvia, de quien habían llegado a decir que había sido el primer punk catalán y que gritaba aquello de Bakunisese y lo desgarraba todo como una bestia, el de la inopia, lo hemos visto transformarse, suavizar el registro, hasta ha cantado al amor y al vitalismo, pero siempre manteniendo ese vínculo con aquel Tramvia de las gafas de sol. Pero lo que más sorprende de este Tramvia, el que acaba de publicar lainopia es el salto musical.
Este último trabajo contiene 8 canciones, entre poemas de Agustí Pons, Salvador Espriu, Miquel Bauçà y el propio Tramvia. En el aspecto musical lo acompañan el ya conocido Lluís Xandri y Izä a los que se añaden Àngel Farrés y todo una banda de músicos que nunca hubiera ubicado con Tramvia. Todo supervisado y bajo la atenta mirada de Joan Ramon Guzmán.
Tramvia siempre se ha distanciado de la música culta, no ha tenido ningún interés en el jazz y lo hemos encasillado en la canción de autor, a golpe de guitarra, folk y sobre todo mucho rock. Y ahora, con este lainopia nos sorprende para hacer un cambio estilístico muy remarcable, sobre todo en una serie de piezas en que estos cambios musicales toman una gran dimensión. Etiquetarlo todo sería muy complejo, pero si hiciéramos un cocktail podríamos decir que Tramvia y sus compañeros de viaje han vestido el disco con música de varias tradiciones, tanto de aquí como de la otra orilla del mar. A mí, la primera canción que me ha conectado más con aquel Tramvia transgresor y desgarrado, el que vivía en la inopia que nos comentaba Agustín Pons, lo he encontrado en "Si Déu fos", un poema de Miquel Bauçà, seguramente el poeta más radical que nos podemos encontrar en lengua catalana. Este "Si Déu fos" resulta ser un ejemplo muy bonito del mundo de Bauçà, que elige muy a menudo en su obra un tono de falso moralista que tiende a la paradoja y a un mensaje insólito y, digamos, poco adecuado moralmente al contexto . El radicalismo de Bauçà, Tramvia lo ha vestido de una música poco habitual en su universo, yendo a la tradición popular con el toque de los graellers de la Colla de Castellers de Barcelona para pasar a un universo y un sonido onírico entre guitarras, voces, violonchelos, de nuevo las grallas, entre lamentos de Izä que nos invita a viajar por los rincones de la conciencia.
Dejemos de lado la revisión que Oriol Tramvia hace de aquel "Venedor d’amor" de Salvat Papasseit que había incluido en el mítico Bèstia y que en este trabajo revisita con una mirada más calmada, onírica y pausada. Continuamos pero con otro poeta, este caso Salvador Espriu. Tramvia ha incluido dos poemas de Salvador Espriu: "Entrada" y "De nou triat, Llàtzer, tal vegada a bocins". Nos fijaremos en este último. Cuando lo escuchamos lo primero que nos sorprende es el lenguaje musical, continuamos con el estilo desplegado en el poema de Bauçà pero ahora la música va un poco más allá, hasta el punto de que si no fuera por la voz nunca hubiéramos situado la canción bajo la autoría de Tramvia. Esto a estas alturas tiene mucho mérito y dice mucho del artista. En “De nou triat, Llàtzer, tal vegada a bocins” sorprende con la introducción del violonchelo y la constancia con que insiste durante todo el tema de manera penetrante. La entrada de la trompeta nos puede recordar la saeta y la voz de Izä la certifica entre la saeta y el rumor más flamenco para luego ir por otro caminos donde Tramvia parece que rapea o haga una especie de canción urbana con las palabras de Espriu, que corta e intercala con diferentes influencias y apuntes foráneos, donde incluso incluye al mismo Espriu recitando. Se trata de una pieza sorprendente y que cada vez que escuchamos nos aporta nuevas miradas. Un dato curioso es que a pesar de aparecer ahora, esta canción se grabó en el año 2016, certificando que Tramvia llevaba varios años trabajando en este disco. El poema queda lejos de otras incursiones de Tramvia en Espriu. Se trata de un poema del primer volumen de Espriu, Les cançons d’Ariadna (1949), que plantea un escenario muy particular, nada irónico.
Pero de quien Tramvia ha cogido más poemas para vestir este Lainopia es de Agustí Pons que firma tres: "Himne", "Dos petons" y "Quan cau un plec". De los tres, "Himne" es una de las canciones que más nos conecta con aquel Tramvia que esperábamos escuchar antes de empezar el disco, un Tramvia despreocupado, alegre, con una vestido más apto para todo tipo de público y donde lo tenemos más ubicado.
Finalmente, un pequeño apunte que resume esta filosofía y manera de hacer de Oriol, la canción que abre el disco, que es una pieza que firma el propio Tramvia y que precisamente habla de este oficio de hacer canciones, de la manera de hacerlas de Oriol y como se sorprende todavía, aunque pasen los años y las décadas saliendo al balcón, garbatenado el papel, haciendo canciones y volviendo a aquel Tramvia inocente que vivía en la inopia.