Gato Pérez
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Revolviendo entre los papeles acabo de encontrar unas notas sobre Gato Pérez a raíz de un homenaje que se hizo en Sentmenat, el pueblo donde está enterrado, en el que entre el gran Manel Joseph "El Trilla" y yo hicimos un recorrido por su vida y obra.
Puedo decir que conocí a Gato, aunque muy al final de sus días, debería ser por los alrededores del año 1989, en circunstancias delicadas. Yo siendo un adolescente con el grado de inmadurez que ello conlleva flipado con aquel hombre con sombrero que cantaba aquello de "... Si tú no tienes felicidad, de sabio no tienes nada ... ".
Con la perspectiva que da el paso del tiempo sólo puedo decir que me hubiera gustado tener unos cuantos años más para poder disfrutar de una conversación más fluida y entender algunas palabras que se quedaban en el aire y que no acababa de cazar. Tengo muy presente aquel gesto serio, esa mirada reflexiva, hasta cierto punto triste, y esa manera de transmitir ilusión ante ciertas historias. También recuerdo aquel último día que él ya no estaba y en la puerta de la casa me encontré a su primera mujer, Elena, que cargaba el coche con las cuatro cosas que le habían dejado entre las que vi una colección de vinilos, un bajo eléctrico, un micrófono y un equipo de música. Lo estaba cargando todo en un coche pequeño. A mí me sorprendía que todo entrara en aquel espacio tan reducido. Mientras iba cargando comentaba que era toda una experta, que se había hartado de cargar y descargar coches, bolo aquí, bolo allí.
Gato Pérez
Javier Patricio Pérez nació en Buenos Aires (Argentina) en 1951. En 1966 llegó a Barcelona a bordo de un transatlántico con su madre para reunirse con el padre, que ya se encontraba en la ciudad. La Barcelona de los sesenta fascinó a un adolescente curioso, que se encontró con una ciudad abierta, cosmopolita y muy moderna en comparación a las otras ciudades del resto de España y donde surgía un intenso movimiento musical.
En 1969 se trasladó a Londres para cumplir su sueño de entrar en una discográfica, aunque no lo consiguió, hizo de mayordomo en casa de un sir. Poco después volvió a Barcelona, donde aparte de continuar con la música, se matriculó en la facultad para estudiar física. Durante esta etapa, Gato siente fascinación por el country, el rock & roll y, junto a Xavier Batllés y “Zarita” entre otros, funda el grupo de country-rock Slo Blo. Después de algunos años de actividad, el grupo se disuelve y Gato Pérez que trabajaba para la discográfica catalana Edigsa, entra a formar parte de la estructura de Zeleste. A mediados de los años setenta, la sala Zeleste de la calle Platería es el caldo de cultivo de todas las propuestas musicales que tienen lugar en nuestro país. Con Zeleste nacen formaciones como Orquesta Mirasol o la Companyia Elèctrica Dharma. Zeleste, aparte de ser una sala de copas y conciertos, se transforma en una oficina de management y se funda el sello discográfico Zeleste-Edigsa, donde se publican trabajos importantes como Qualsevol nit pot sortir el sol de Jaume Sisa. En este ambiente, Gato se encuentra como pez en el agua y actúa como motor de todo lo que pasa. Es el hombre de enlace y promoción entre Zeleste y Edigsa, funda la Orquesta Platería, aunque curiosamente nunca llega a actuar con ella, inventa etiquetas como "Onda layetana" o "rock layetano" y forma parte del grupo Secta Sónica , en el que toca el bajo eléctrico. Con Secta Sónica publica dos trabajos de gran calidad: Fred Pedralbes y Astroferia. No obstante, Gato es un personaje muy inquieto y con Secta Sónica no acaba de encontrar el lenguaje musical que él busca.
La auténtica revolución personal llega en 1977, cuando en las fiestas de Gràcia y de la mano de su amigo Jordi Vilella conoce la rumba catalana. Sufre una crisis y desaparece durante unos meses y decide dejar de lado toda su actividad en torno a Zeleste para conocer y desarrollar la rumba catalana. Este cambio de rumbo lo hará con incertidumbre pero con paso firme, consciente de que ha encontrado el lenguaje musical idóneo. Durante las primeras incursiones en la rumba catalana, Gato, un hombre tímido sobre los escenarios, actúa junto a su amigo Manel Joseph "El Trilla", que de alguna manera lo complementa a la perfección sobre el escenario. En 1978 publica su primer trabajo basado en la rumba catalana, Carabruta, un disco que pasa desapercibido y que público y crítica no acaban de entender. Sólo el paso del tiempo hará que este disco tome la importancia que tiene. Con la publicación de Romesco, crítica y público se reconcilian con Gato Pérez. Romesco es votado mejor disco español de 1979 y recibe un Olé de la Canción. Romesco es un trabajo muy equilibrado, con temas geniales como "El ventilador" o la "Rumba dels 60’s", que el propio Pasqual Maragall define como el himno más hermoso que se ha dedicado a Barcelona.
A raíz del éxito de Romesco, Gato Pérez firma un contrato con la multinacional EMI, con la que se compromete para grabar cinco trabajos. Este nueva aventura comienza con Atalaya, el disco más mediático con temas como "Gitanitos y morenos" o "Se Fuerza la máquina". Su música suena por todas partes y se exporta a Francia, Italia, Sudamérica ...
Paralelamente, a principios de los 80 comienzan sus problemas cardíacos y sufre un infarto que lo deja muy débil. A consecuencia de este hecho nace Prohibido Maltrato a los gatos, al que seguirán otros trabajos como el injustamente infravalorado Flaires de Barcelunya, un disco íntegramente en catalán que resulta ser un fracaso. Son tiempos difíciles, en los que los trabajos de Gato no llegan a la gente, proyectos importantes como la enorme producción que tenía que significar Música acaban en papel mojado. Terminado el contrato con EMI, firma contrato con la discográfica catalana Picap, con la que graba uno de sus mejores trabajos: Gato x Gato. Su carrera remonta y continúa con más LP 's, actuaciones, reconocimientos ..., aunque su salud cada vez es más débil. En 1990, instalado en Caldes de Montbui, su corazón le dice basta y deja de latir. Sus restos son trasladados a Sentmenat. Gato Pérez siempre había dicho que quería que lo enterraran en Catalunya, la tierra que amaba.
La importancia de Gato Pérez en la rumba catalana, es fundamental. Entra en este género cuando estaba en sus horas más bajas, cuando la rumba estaba desprestigiada y se le prestaba poca atención. Hasta entonces la rumba catalana estaba representada por personajes como el Pescaílla o Peret, que cantaban letras divertidas y graciosas. Gato cambia el lenguaje e incorpora unas letras intensas, de auténtica poesía. Canta a lo quotidiano, la vida, a esa Barcelona cosmopolita, al mundo que le rodea ... Además moderniza el lenguaje musical e incorpora un componente eléctrico y novedoso.
Actualmente, Gato Pérez se ha convertido en un referente imprescindible en las nuevas generaciones que han partido de la rumba catalana.
Per saber más de Gato Pérez, un imprescindible: Ordóñez, Marcos (1987) Gato Pérez, la rumba como ética. Júcar.
Trabajos discográficos
Con Secta Sònica
Fred Pedralbes (1976), Astroferia (1977) ed. Zeleste-Edigsa
Gato Pérez
Carabruta (1978) ed. Belter, Romesco (1979) ed. Zeleste-Edigsa, Atalaya (1980) ed. Emi, Prohibido maltratar a los gatos (1981) ed. Emi, Flaires de Barcelunya (1982) ed. Emi, Música (1983) ed. Emi, Ke inventen eyos (1984) ed Emi, Gato x Gato (1986) ed. Picap, Ten (1987) ed. Picap, Fenicia (1990) ed. K-indústria Cultural, El primero y el último (1990) ed. K-indústria Cultural
B.S.O.
La rubia del bar (1986) de Ventura Pons
Algunos trabajos y recopilatorios donde aparece Gato Pérez
Tocats del nadal (1988) ed. Picap, Zeleste, música laietana (2009) ed. Picap
Homenages musicales
Gatísimo (2002) de l’Orquestra Plateria, El gran Gato (2003) B.S.O. de la pel·lícula de Ventura Pons.