El "fenómeno Rosalía", en defensa propia
Solapas principales
Hoy resulta complicado expresar según qué opinión porque en función de si va en la dirección buena o no puedes salir muy destrozado. Por ello, en los últimos años, cada vez más, en el apartado cultural de muchos diarios se ha dejado de lado la crítica en pro de la palmadita en la espalda. Si te cae bien y te gusta, perfecto y si no, no digas nada que te caerán toda clase de insultos y barbaridades. En un principio no quería ni escribir esta respuesta porque creía que no valía la pena entrar en rebatir según qué descalificaciones personales. Pero no he podido evitar hacerlo al leer el artículo que ha publicado el señor Isaias Fanlo titulado "Rosalía, la tradición y el genio de El Mal Querer" en el que me acababa tachando de machista. Supongo que era el recurso fácil para hacer levantar del asiento al lector y que le aplaudieran, porque si no no lo entiendo. La demagogia es un arte que se estila mucho. Quizás si en vez de haber hablado de uñas hubiera hablado de pestañas o si en lugar de hablar de escote hubiera hablado de peinados o zapatos, no me habría dicho machista, o quizá sí. Ya veo que cuando uno intenta explicar que en esta clase de artistas la parte estética está estudiadíssima y es un factor importantísimo a la hora de presentarse ante el público puede ser tachado de machista. Tiene cojones la cosa!
El artículo en cuestión (mi artículo) intentaba explicar dos cosas. Por un lado, como la música ha ido quedando arrinconada en pro de la estética. Por otro lado, que la crítica musical ha desaparecido y que a menudo queda cegada por el aparato visual que acompaña las grandes producciones musicales. Ponía como ejemplo el caso de la banda U2 en el Estadio Olímpico o la ausencia de crítica documentada en los principales medios. Pero bueno, como veo que todo esto y más detalles que contaba no se han entendido o que yo no me he sabido explicar bien, sólo responderé a ciertos puntos que creo que tengo que responder para aclarar los insultos.
Yendo a Rosalía, que veo que es lo que más ha ofendido de mi artículo, insisto, y yo ya lo decía, que seguramente Rosalia es una gran artista y canta bien. Ahora bien, puede ser una gran artista y cantar muy bien pero no estoy de acuerdo con que el suyo es un gran producto. Es un disco muy bien hecho, muy bien estudiado hasta el punto de que la moda y la estética son valores fundamentales. Que sí, que tiene unos arreglos muy buenos, que está Joan Albert Amargós, que está basado en una novela y todo eso. Que es el proyecto de final de carrera de la ESMUC. Que puede estar muy bien, pero el "Fenómeno Rosalía" y todo lo que representa no me convence.
Pienso que la crítica más dura (e inconsciente) que se ha hecho a Rosalía la hizo Tim Cook, el director ejecutivo de Apple. En su visita a España, una de las actividades de este señor fue ir a la tienda Apple para hacerse una foto con la señora Rosalía. Después dijo de ella unas palabras que si se analizan son terribles: "Rosalía encarna los valores de nuestra compañía. Es creativa, es joven y es mujer. Su disco es la música perfecta para sonar en una Apple Store ". Me parece una definición brutal. Ante las palabras de Tim Cook, está todo dicho. Rosalía y su música responden a una sociedad de consumo hiperconectada donde lo más importante es gustar por encima de cualquier conflicto humano. Y sobre todo que no moleste, que tan sólo parezca que hay un tono subversivo y rebelde. Volviendo a lo que dijo Cook, me parece muy acertado lo que comentaba el escritor Víctor Lenore, autor entre otros de Espectros de la Movida, según el cual las palabras de Cook eran como si nos estuvieran diciendo que los Rolling Stones hacen una música perfecta para comerse un Big Mac.
Por otra parte, el señor Fanlo dice que El Mal Querer introduce referencias como Bodas de Sangre de Lorca y lo ve como una gran novedad. Cuando se tira del flamenco, más tópico que Lorca no hay nadie. Si el señor Fanlo hubiera repasado una mínima parte de la discografía "aflamencada" de los últimos 80 años le habría quedado muy claro que Lorca siempre es el recurso más empleado: Lorca, la luna y el caballo. Por lo tanto no estamos hablando del descubrimiento de la Coca-Cola sino de un recurso muy sudado, diría que agotado de tanto usarse. Mi argumento era que si haces lo que ya se ha hecho hasta la saciedad, entonces tienes que buscar otras formas de venderlo, y aquí la imagen tiene un papel muy importante. Todo esto el señor Fanlo nos dice que lo encuentra una genialidad.
Animado, para terminar, el señor Fanlo se lanza a hacer disquisiciones sobre las raíces africanas del flamenco, sobre la pureza y se enzarza en una diatriba que todavía vuelve a cargar de tópicos: puristas contra no puristas. En este punto, el artículo del señor Fanlo toma una deriva que ya no tiene nada que ver con mi artículo: se calienta con lo que él llama "la negritud del flamenco" (que no sé qué significa) y termina volviéndome a descalificar. Y yo, aquí, ya no quiero entrar.